No sé qué hora sea en su reloj, querido amigo lector, cuando esté leyendo esto. Mi computador dice que son las nueve de la noche y nueve minutos y eso me hace pensar en John Lennon. ¿Irrelevante? Por supuesto, pero es sólo algo para iniciar una conversación. No me gusta ir al grano, me gusta dar vueltas, sobrevolar el área antes de aterrizar.
Me estoy tomando unos minutos para escribirles, para enviarles una postal, para retratar este preciso momento. Desde hace días hemos retomado el proceso de componer canciones de hacer música, de parir pequeñas obras como el tipo que vomitaba conejitos en Carta a una Señorita en París; pero a diferencia del hombre que encerraba lepóridos en un clóset, el nuestro es un proceso de gestación y parto colectivo que es siempre nuevo, maravilloso y difícil de entender para mí.
Llevo más de una década ya haciendo música con Manuel Naranjo y Sebastián García y todas las obras que hemos compuesto hasta hoy son fruto de una lucha constante entre nosotros mismos y de los tres contra el mundo que nos rodea. El ambiente se llena de pequeñas disputas, de mínimas peleas, pero sobre todo de la alegría colectiva cuando encontramos el acorde preciso, la línea melódica adecuada, el título perfecto. Hemos convertido la terraza de Manuel Naranjo en el territorio de nuestras disputas y nuestros felices encuentros de composición y de ahí pasamos con maquetas y esbozos de canciones a un proceso de carpintería sonora que últimamente estamos compartiendo con nuestro ingeniero y productor Andrés Quintero.
A lo mejor hemos estado silenciosos, pero esta banda está más viva que nunca. Puede haber un letrero en la puerta que diga "Do Not Disturb", pero seguimos ahí, haciendo música que pronto dejará de ser nuestra para convertirse en patrimonio colectivo, en una propiedad de ustedes.
Seguiré tomando té, escuchando maquetas nuevas y bosquejando textos en la libretica que aparece en la foto que acompaña este blog.
Abrazos cariñosos para todos ustedes.
Cosmo
No hay comentarios:
Publicar un comentario