Sentirse vivo, golpearse los pies contra las patas de la cama, caminar sin sombrilla cuando llueve, ser presa de la fiebre y de sus sueños extraños, adueñarse del ardor entre el pecho y el abdomen por causa del amor no correspondido, estar feliz cuando esa niña - de apenas una semanas de nacida - te sonríe.
Sentirse vivo, saltar al escenario con amigos, sudarlo todo, comer aplausos y devolver alegría, recibir como pago un beso al terminar el show.
Esta tarde fría de enero hemos decidido compartir con ustedes Vivo, una muestra de lo que hemos venido grabando durante los últimos meses y que hará parte de un tercer disco que ya está en camino.
Gatoblanco sigue vivo por y para ustedes.
“Vivo, vivo, vivo, vivo por ti”.
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